Cuando Mary Baker Eddy escribió su poesía “Feed My Sheep” (Apacienta mis Ovejas —Poems, pág. 14) era pastora de La Primera Iglesia Científica de Cristo, en Boston, y emprendía la estupenda tarea de fundar y dirigir la Causa de la Christian Science. En toda esa tarea ella se distinguió por la humidad y docilidad que revela tal poesía, hoy adaptada a himno muy querido. Sus palabras nos recuerdan con ternura que hay que confiar en el pastoreo del Amor divino si hemos de experimentar la libertad y armonía que son el fruto de la obediencia a la ley divina.
La regeneración que se lleva a cabo a resultas de la sumisión que exige el Amor divino y de la renuncia a toda creencia en la entidad mortal, se describe en la segunda estrofa, que dice:
“Tú al rebelde rendirás,
y al que duro es;
despertar al mundo harás
de su estupidez.”
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