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No dejes que el prestidigitador te engañe

Del número de noviembre de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Has visto alguna vez a un prestidigitador hacer trucos mágicos como, por ejemplo, convertir un pañuelo en bastón o hacer desaparecer un objeto? Tal vez hayas visto alguno en la televisión o tuviste uno en tu fiesta como diversión.

¡Qué trucos tan extraordinarios hace! Los hace tan bien que casi te hace creer en la magia: que la moneda desaparece en el aire y que la leche en el vaso realmente se transforma en una bandera. Pero tú sabes que todo es un truco ¿verdad?, un truco ingenioso, pero simplemente una ilusión. A un prestidigitador a veces se lo llama ilusionista, porque crea ilusiones.

Puedes estar igualmente seguro sobre otra clase de truco o ilusión, la ilusión que te quisiera hacer creer que la enfermedad, el enojo, la crueldad, los accidentes u otras cosas malas son verdaderas. A veces esos errores parecen tan reales que podrías ser engañado y creer en ellos. Pero la Sra. Eddy dice del error: “Es aquello que parece ser y no es”.Ciencia y Salud, pág. 472.

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